Durante los meses de Octubre a
Marzo, algunos TAMN colaboran con el equipo de anillamiento del Club de
Cazadores de Becada (CCB) en las labores de localización y marcado de becadas
para el estudio de sus poblaciones y rutas migratorias.
Las salidas nocturnas en busca de
sordas se realizan con frecuencia semanal, realizando recorridos a pie por las
praderas de alimentación utilizadas por esta ave migratoria, generalmente
pastizales de montaña en los que la baja altura de la hierba permite su
localización a cierta distancia.
La aproximación y captura de la sorda resulta,
por norma general, complicada. Una vez capturada se coloca una anilla en el
tarso de una de las patas, se toman datos biométricos del ave (peso, edad,
estado de muda, longitud del tarso, pico, ala, cola…) y acto seguido se procede
a su liberación. El proceso es totalmente inocuo para el pájaro y la
información que reporta, especialmente en caso de recuperación posterior de la
anilla, es muy valiosa.
El
anillamiento de becadas en España, se llevó a cabo de forma muy puntual hasta
el año 2004. A partir de ese año comenzaron a formarse grupos específicos de
anillamiento de becada en distintas provincias, incrementándose los ejemplares
anillados progresivamente. Si en el invierno de 2004/2005 se anillaron
aproximadamente 20 becadas, el cómputo global del invierno 2009/2010 superó los
400 ejemplares. Durante los últimos años desde el CCB se han impulsado campañas
de anillamiento en territorios como Álava, Vizcaya, Cantabria, Castilla y León,
Galicia, Navarra y Cataluña, consiguiendo un progresivo incremento del número
de anillamientos de becada, de modo que el tamaño de la muestra de los datos
obtenidos permite sacar conclusiones relevantes para desarrollar un método de
gestión sostenible de la especie.
Gracias a la colaboración del Grupo de Anillamiento
Científico Txepetxa, responsable
de los proyectos de anillamiento de becada tramitados primero con SEO y posteriormente
con ARANZADI, los anilladores específicos del CCB han logrado anillar ya más de
1.000 becadas desde el año 2009 hasta la actualidad.
Caza y
conservación van de la mano, y en el caso de una especie tan apreciada cinegéticamente
como la sorda, los Agentes Forestales representan un activo fundamental a la hora
de velar por las buenas prácticas cinegéticas, el control de capturas o
determinar si se producen circunstancias excepcionales que resten posibilidades
de defensa a la fauna. ¿Quién mejor para llevar a cabo esta función que
aquellos que pasan su vida a pie de monte?
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